El sol
baja, se hunde en la tierra que se quiebra. Los rayos salen de las grietas,
encegueciendo la mirada. La lumbre de la agonía reluce sobre los cúmulos de
nubes. Ese infierno calmo se empieza a doblar. Se curva por todos sus lados hasta
transformarse en ojo. Ella mira. El atardecer es pupila, mirada, contemplación.
Traga saliva y toma conciencia, percibe en ese ardor, en ese horizonte en
llamas, una nada, una esfera hueca que se hunde en su pecho y la lastima.
25/7/18
8/7/18
La intervención - Guillermo Aranguren
―Che, te
vieron.
―Eh, ¿Que
decís, adónde?
―Te
vieron, sos un gil.
―¿Adonde
me vieron?
―¡En la
cancha! Te dije que no lo hagas, que había órdenes de arriba. Pocas veces
podemos meternos ahí. Te avisé que iba a ser sospechoso, que te podían
descubrir, que la dejes pasar, y fuiste igual.
―¿Quién
me vio?
―¿En
serio preguntás? Acá te vieron todos, eso era obvio, sabiendo dónde estamos, el
tema es que abajo también se avivaron.
―Pero,
no me digas que…eran como cincuenta mil, ¿Cuántos me…
―Por
suerte pocos, siete en total, cuatro mejicanos, dos australianos y un español. Mirá,
no sé que tanto te metiste, porque yo no estaba viendo, aunque según me dijeron
fue evidente.
―Yo…
―Encima
se dice que a uno de los otros le hicieron una movida bastante traicionera.
―¡Con
eso yo no tuve nada que ver! Te juro que yo…
―No se
jura, ya lo sabés.
―¡Bueno!
En serio, se me escapó, no vi lo del bidón, estaba muy metido en el partido, me
dejé llevar por el momento, la euforia de la gente y...
―Está
bien, que no vuelva a pasar. Tenés que estar más atento, se supone que estás
cuidando, no te podés involucrar, lo sabés, y acá te vieron siete personas.
―Es
que no entiendo, fui muy discreto, traté de ser lo más imparcial posible,
quizás alguna jugadita ayudé un poco, pero nada, casi nada.
―¿Casi
nada? Tres palos, un travesaño, un penal clarísimo que no cobraron, la cancha
muy inclinada….y de repente, de la nada, una jugada imposible y gol. Es
demasiado, yo sabía que todavía estabas verde, que no estabas preparado.
―¡No
es verdad! No sé que me pasó… esa gente tiene algo especial, creo que son los cantitos…Pará,
¿De arriba…quienes me vieron?
―¡Acá
te vieron todos! Él, obvio, ya sabes que ve todo. El hijo también. Hasta Pedro,
que cerró la puerta un rato y se puso a ver el partido.
―Pedro
no sabe nada de futbol.
―¡Ya sé,
es del siglo uno que querés! Pero se comenta, se dice…que hasta ella te vió.
―¿Qué?
Ella nunca mira esto, está para otras cosas, cosas más grandes.
―Parece
que le interesaba, que tiene una simpatía especial por ese país.
―¿Por cuál?
―Por
el que ganó.
―Ah, la
hice bien entonces.
―No te
creas, dicen que no le gustó mucho.
―No me
digas eso por favor, la señora no, sabés que es mi debilidad.
―Es la
debilidad de todos, no hay nadie como ella.
―¿En
serio me vio?
―Eso
dicen, aunque yo no lo creo. Como decís, está para cosas más importantes.
―Ojalá,
si me vio me muero.
―No te
podés morir.
―Ya sé,
pero igual. ¿En serio tiene simpatía por ese país?
―Hace
poco lo escuché a Francisco decir eso, y sabes que ella lo quiere especialmente,
que le cuenta muchas cosas.
―¿Y cómo
no quererlo? Si entendió todo mejor que nadie.
―Totalmente,
y dejó todo, por eso es ídolo.
―Ahora,
te digo algo, si es verdad que ella tiene una simpatía especial por ese país,
yo la banco.
―¿Por
qué?
―No
sabés lo apasionados que son, no paran de cantar, y son muy originales además,
no dejan de saltar, de alentar, se abrazan todo el tiempo.
―Se
llama hinchada y sí, es hermosa.
―Llevan
unas banderas, que les dicen trapos, que para ellos son arte, como talismanes,
las cuidan como si fueran de vidrio.
―Son
lindos esos trapos. Volviendo al tema, decime la verdad… en la jugada esa, ¿Tuviste
algo que ver?
―¡Te
juro que no!
―No se
jura.
―Ya sé,
que pesado. Mirá, cuando arrancó la jugada yo estaba lejos, en el área nuestra…eh,
en el área…haciendo un poco lo mío, para que siguiera sin entrar…perdón, en
serio… y de golpe la agarró el diez, y ya después fue una locura…
―¿Qué
hizo?
―Una
jugada increíble…todavía lo veo, ¡Que coraje!
―¿Coraje
porqué?
―Porque
el tipo tenía el tobillo embalsamado, yo se lo ví en el vestuario, nadie podía
jugar con eso así, era una piedra. Y jugó igual. Y lo ganó. Metió una carrera tremenda
pero corta con tres, cuatro toques mágicos, y en el último, lo dejó solo al
rubio de pelo largo. ¡Solo eh!
―¿Y el
rubio la metió?
―Pfff,
un crack, lo pintó pobre arquero, se la mostró, la arrastró para adentro, lo
gambeteó limpio y definió de zurda, a media altura al centro del arco, golazo.
―Parece
un lindo gol, aunque te tengo que dar una noticia que me viene de arriba. Por
tu intervención, como castigo, este equipo no va a ganar este torneo.
―Pero…
― Y de
multa tampoco podrá ganarlo por al menos siete ciclos.
―¡¿Qué?!
Nooo, es injusto, recién podrían en…2022 del calendario humano. ¡Son 36 años!
―Lo sé,
suena injusto. Por otro lado, para atenuar las sucesivas tristezas, ya se tomaron
medidas.
―¿Qué medidas?
―Al
próximo rey del fútbol le tocaba nacer en España, pero lo re-localizamos, hace
ya tres años, sabiendo que algo así iba a pasar.
―¿Re-localizaron?
¿Cómo? Eso es injusto para España.
―Eso
parece, igual Él tiene sus formas de corregir las cosas, ya lo sabés. Seguro para
compensar les dé la oportunidad de ser una parte importante en la vida del chico.
―¿Cómo?
―Ni
idea, quizás lo terminen de criar, o lo ayuden a crecer, y cuando lo haga, lo
entiendan y disfruten más que los otros, más que nadie.
―¡Qué delirio!
―Puede
ser, aunque a veces las historias son así de extraordinarias.
―Qué país
increíble, tendría los dos mejores de la historia. Y este nuevo, ¿Cómo se
llama?
― No
sé, pero parece que va armar tremendo Lío.
Guillermo Aranguren, DNI 29.800.388
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