8/7/18

La intervención - Guillermo Aranguren


Che, te vieron.
―Eh, ¿Que decís, adónde?
―Te vieron, sos un gil.
―¿Adonde me vieron?
―¡En la cancha! Te dije que no lo hagas, que había órdenes de arriba. Pocas veces podemos meternos ahí. Te avisé que iba a ser sospechoso, que te podían descubrir, que la dejes pasar, y fuiste igual.
―¿Quién me vio?
―¿En serio preguntás? Acá te vieron todos, eso era obvio, sabiendo dónde estamos, el tema es que abajo también se avivaron.
―Pero, no me digas que…eran como cincuenta mil, ¿Cuántos me…
―Por suerte pocos, siete en total, cuatro mejicanos, dos australianos y un español. Mirá, no sé que tanto te metiste, porque yo no estaba viendo, aunque según me dijeron fue evidente.
―Yo…
―Encima se dice que a uno de los otros le hicieron una movida bastante traicionera.
―¡Con eso yo no tuve nada que ver! Te juro que yo…
―No se jura, ya lo sabés.
―¡Bueno! En serio, se me escapó, no vi lo del bidón, estaba muy metido en el partido, me dejé llevar por el momento, la euforia de la gente y...
―Está bien, que no vuelva a pasar. Tenés que estar más atento, se supone que estás cuidando, no te podés involucrar, lo sabés, y acá te vieron siete personas.
―Es que no entiendo, fui muy discreto, traté de ser lo más imparcial posible, quizás alguna jugadita ayudé un poco, pero nada, casi nada.
―¿Casi nada? Tres palos, un travesaño, un penal clarísimo que no cobraron, la cancha muy inclinada….y de repente, de la nada, una jugada imposible y gol. Es demasiado, yo sabía que todavía estabas verde, que no estabas preparado.
―¡No es verdad! No sé que me pasó… esa gente tiene algo especial, creo que son los cantitos…Pará, ¿De arriba…quienes me vieron?
―¡Acá te vieron todos! Él, obvio, ya sabes que ve todo. El hijo también. Hasta Pedro, que cerró la puerta un rato y se puso a ver el partido.
―Pedro no sabe nada de futbol.
―¡Ya sé, es del siglo uno que querés! Pero se comenta, se dice…que hasta ella te vió.
―¿Qué? Ella nunca mira esto, está para otras cosas, cosas más grandes.
―Parece que le interesaba, que tiene una simpatía especial por ese país.
―¿Por cuál?
―Por el que ganó.
―Ah, la hice bien entonces.
―No te creas, dicen que no le gustó mucho.
―No me digas eso por favor, la señora no, sabés que es mi debilidad.
―Es la debilidad de todos, no hay nadie como ella.
―¿En serio me vio?
―Eso dicen, aunque yo no lo creo. Como decís, está para cosas más importantes.
―Ojalá, si me vio me muero.
―No te podés morir.
―Ya sé, pero igual. ¿En serio tiene simpatía por ese país?
―Hace poco lo escuché a Francisco decir eso, y sabes que ella lo quiere especialmente, que le cuenta muchas cosas.
―¿Y cómo no quererlo? Si entendió todo mejor que nadie.
―Totalmente, y dejó todo, por eso es ídolo.
―Ahora, te digo algo, si es verdad que ella tiene una simpatía especial por ese país, yo la banco.
―¿Por qué?
―No sabés lo apasionados que son, no paran de cantar, y son muy originales además, no dejan de saltar, de alentar, se abrazan todo el tiempo.
―Se llama hinchada y sí, es hermosa.
―Llevan unas banderas, que les dicen trapos, que para ellos son arte, como talismanes, las cuidan como si fueran de vidrio.
―Son lindos esos trapos. Volviendo al tema, decime la verdad… en la jugada esa, ¿Tuviste algo que ver?
―¡Te juro que no!
―No se jura.
―Ya sé, que pesado. Mirá, cuando arrancó la jugada yo estaba lejos, en el área nuestra…eh, en el área…haciendo un poco lo mío, para que siguiera sin entrar…perdón, en serio… y de golpe la agarró el diez, y ya después fue una locura…
―¿Qué hizo?
―Una jugada increíble…todavía lo veo, ¡Que coraje!
―¿Coraje porqué?
―Porque el tipo tenía el tobillo embalsamado, yo se lo ví en el vestuario, nadie podía jugar con eso así, era una piedra. Y jugó igual. Y lo ganó. Metió una carrera tremenda pero corta con tres, cuatro toques mágicos, y en el último, lo dejó solo al rubio de pelo largo. ¡Solo eh!
―¿Y el rubio la metió?
―Pfff, un crack, lo pintó pobre arquero, se la mostró, la arrastró para adentro, lo gambeteó limpio y definió de zurda, a media altura al centro del arco, golazo.
―Parece un lindo gol, aunque te tengo que dar una noticia que me viene de arriba. Por tu intervención, como castigo, este equipo no va a ganar este torneo.
―Pero…
― Y de multa tampoco podrá ganarlo por al menos siete ciclos.
―¡¿Qué?! Nooo, es injusto, recién podrían en…2022 del calendario humano. ¡Son 36 años!
―Lo sé, suena injusto. Por otro lado, para atenuar las sucesivas tristezas, ya se tomaron medidas.
―¿Qué medidas?
―Al próximo rey del fútbol le tocaba nacer en España, pero lo re-localizamos, hace ya tres años, sabiendo que algo así iba a pasar.
―¿Re-localizaron? ¿Cómo? Eso es injusto para España.
―Eso parece, igual Él tiene sus formas de corregir las cosas, ya lo sabés. Seguro para compensar les dé la oportunidad de ser una parte importante en la vida del chico.
―¿Cómo?
―Ni idea, quizás lo terminen de criar, o lo ayuden a crecer, y cuando lo haga, lo entiendan y disfruten más que los otros, más que nadie.
―¡Qué delirio!
―Puede ser, aunque a veces las historias son así de extraordinarias.        
―Qué país increíble, tendría los dos mejores de la historia. Y este nuevo, ¿Cómo se llama?

― No sé, pero parece que va armar tremendo Lío. 


Guillermo Aranguren, DNI  29.800.388




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