Vindicación
de un microrrelato
Este año se cumple
un lustro de una audacia de la historia de la literatura que ahora presentamos
por primera vez en forma de libro. Se trata del cuento corto llamado “Reducción de microrrelato” y es una variación, parodia y homenaje al mismo tiempo, del
apodado cuento más corto del mundo: “El dinosaurio”, de Augusto Monterroso,
fechado en 1959. El cuento de Monterroso es así: “Cuando despertó, el
dinosaurio todavía estaba allí”. El cuento que nos ocupa ahora, cuya autoría se
oculta bajo un escueto pseudónimo –Camel-, es así: “Cuando desertó, todavía
estaba allí”. Este último texto es lo que el lector encontrará en las páginas
de este libro.
El cuento de Monterroso ya ha
sido ampliamente comentado. La variación de 2015 no fue todavía reconocida en
sus alcances, por eso esta vindicación. Es fácil advertir la intertextualidad.
El cuento es en apariencia similar a su modelo original y el título indica que
se trata de una reducción, es decir, una variación condensada. Por supuesto, es
evidente el juego que se establece con la incomprobable aseveración que indica
que el cuento de Monterroso es el más corto del mundo: esta reducción constituye
un cuento más corto. La referencia dialoga al interior de la esfera literaria,
debilita la nimiedad del campeonato de la brevedad, abre el juego acerca del
hecho narrativo por fuera de la endogamia incestuosa de la literatura entendida
como un palacio de notables.
“Reducción de microrrelato” abre
posibilidades interpretativas en muchos niveles. El velo insondable del proceso
creativo. La cuestión del género: El plagio, la imitación, la caricatura, la
reinterpretación, la mera copia. La dimensión sintáctica es también un factor
determinante. Por ejemplo, la eliminación morfológica de la “p” hace que el
verbo ya no sea despertar, sino desertar, un hecho significativo, de horizontes
más complejos. Y la eliminación del personaje del dinosaurio hace que aquello
que todavía estaba allí sea incierto, quizás el mismo sujeto tácito seguía
allí, quizás la situación seguía allí, quizás algo apenas insinuado seguí allí
y por lo tanto estaba desde antes. Estas posibilidades que se despliegan quedan
en manos del lector, quien recibe, sin solicitar, la plena responsabilidad de
completar el sentido.
Monterroso hablaba de la
situación del despertar del sueño, en un claro marco de exploración individual.
El enigmático Camel, desde su ostracismo, sugiere una hendidura en la cultura
dominante, una inscripción política, un interrogante acerca de la resistencia, el
problema insoluble acerca de la potencia o vacuidad de la deserción. Lo que en “El
dinosaurio” es un cuestionamiento de los límites entre vigilia y sueño, en “Reducción
de microrrelato” es una paradoja acerca de la identidad espacial y sacude los
cimientos de toda certidumbre.
Invitamos al lector a sumergirse
en el relato que ya le contamos. Ese que a través de la forma aborda el árido
problema del sentido. Porque es un cuento que es sobre todo una pregunta acerca
del sentido. Y es también solo un chiste ñoño.
Para completar esta edición,
sumamos a la página que ocupa el cuento una traducción completa del estudio
filológico hecho para la edición en lengua inglesa.
*Contratapa del
libro Reducción de Microrrelato
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