Se reclinó contra la pared blanca y abrió las
piernas como un cisne moreno que extiende sus alas. Sus párpados se cerraron
suavemente. Las aletas frágiles de su nariz expandida vibraron como un fuelle,
al compás de la húmeda respiración. Apoyó su cuerpo desnudo contra el
otro, asimismo ostensible. Apretó el pecho. Lo acarició. Gimió u oyó un gemido.
Besó el cuello, profusamente, mientras aquella cabalgadura humana montaba la
suya. Lamió su oreja. Se aferró con brazos y piernas, clavó sus uñas, le mordió
el labio inferior. Gritó o creyó oír un grito. Cayeron al suelo y siguió
moviéndose, encima, y ahorcando la tráquea con uñas y dedos. Desgarró la boca y
masticó un pómulo, y luego la pera, y se dio vuelta y frotó su sangre en esa
sangre, que ya no contendía, y devoró el vientre, el bajo vientre y parte del
muslo, y vomitó y lamió ese vómito, y siguió comiendo, sobándose en ese bruñido
muñón que era suyo, que era propio, mío, yo.
«A lo cual basta yuxtaponer aquel terrible pasaje de Lucrecio,
sobre la falacia del coito: “Como el sediento que en el sueño quiere beber y
agota formas de agua que no lo sacian y perece abrasado por la sed en el medio
de un río: así Venus engaña a los amantes con simulacros, y la vista de un
cuerpo no les da hartura, y nada pueden desprender o guardar, aunque las manos
indecisas y mutuas recorran todo el cuerpo. Al fin, cuando en los cuerpos hay
presagio de dichas y Venus está a punto de sembrar los campos de la mujer, los
amantes se aprietan con ansiedad, diente amoroso contra diente; del todo en
vano, ya que no alcanzan a perderse en el otro ni a ser un mismo ser”». Jorge
Luis Borges, Historia de la eternidad, Emecé, Buenos Aires, 2005, p. 35.
1 comentario:
Texto rabioso, muy buena descripción de cierto sentimiento de lo erótico.
"ya que no alcanzan a perderse en el otro ni a ser un mismo ser". Esta frase es útil para discutir la idea del erotismo en bataille. Él creía que en un momento se genera una unidad... aunque es medio largo para comentario. dps lo charlamos mejor.
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