28/1/13

Fracaso polifónico

la pura impura mezcla que me merma los machimbres el almamasa tensa las
 [tercas hembras tuercas
la mezcla
la mezcla con que adherí mis puentes
Oliverio Girondo, En la masmédula, 1956.

 

            Pedro es un buen tipo, la verdad que nunca me decepcionó. Si no se dio es porque no pudimos ponernos de acuerdo, y resolvimos lo mejor para los dos, pero siempre respetó mi lugar, mi opinión. A vos no te gustaba nada, ¿te acordás, Sole? Claro, él al principio no aceptaba a Nina. Pero al final viste que no era malo. Pasa que las amigas siempre se ponen un poco celosas.
            Sí, mamá, al final son todos unos egoístas que la dejan a una en el último lugar, pero claro, eso sí, que una no se arme su vida, que una esté cuando el señorito se cansó de cuanta prioridad puso por encima de la estúpida que siempre está ahí dispuesta, mendigando un poco de atención.
            Extraño a Pedro, con él me divertía. Sabía cómo tratarme. No sé por qué no se dio, soy una boluda, no supe valorarlo. Perdoname, Darío, te prometo que no te hablo más de mi ex, vení, vámonos de este lugar, te invito a tomar algo a Palermo y nos olvidamos, ¿sí? No me mires así, te prometo que el resto de la noche hablás vos, o mejor vamos a bailar y no se habla más, ¿sí? Gracias, sos un amor.
            La verdad es que no lo puedo creer, Vivi, que a veces lo extraño a ese hijo de puta, que me tuvo siempre mal, ¿entendés? Nada, eso, lo único que le pedía era un poco de cariño y él un témpano, me mezquinaba el cariño, creo que era más delicado metiéndole la llave a la puerta que conmigo, no me valoraba, por eso siempre me arrastraba como una idiota. Pero eso se acabó, Vivi, por suerte eso se acabó para siempre y chau, fuera de mi vida, a borrar el pasado, a pensar para adelante.
            Sí, estuve un tiempo en pareja, pero no, no vengo por eso. Un poco sí, para reacomodarme, pero la verdad es que tendría que haber empezado con terapia desde hace mucho, hace rato ya que estoy desorientada. Mi relación obsesiva con Nina, por ejemplo. Pero bueno, ahora que ya no estoy con Pedro, vengo tranquila, no le tengo que dar explicaciones. No sabe, doctor. ¿No es doctor? ¿Lo puedo tutear? Ay, no sabés, me tenía harta. Pegajoso. Como él solo. Me asfixiaba, la verdad. Si le llegaba a contar que quería ir a terapia, se hubiera puesto furioso. A los gritos. Pobre Nina, cómo se asustaba.
            ¿Pedro? ¿Cómo andás? Nada, te llamaba para ver cómo andabas. Claro, me imagino, yo también, ¿cambia todo, no? ¿Y tu familia? Ah, estás apurado. No te hagas problema, quería ver cómo andabas. Sí, yo bien. Bueno, después te llamo, digo, llamame, si querés. No sé, para ver. Claro. Bueno, un beso, nos vemos, digo, bueno, chau.
            ¿Podés creer, Sole? No me volvió a llamar. Típico de él, manejarme así. ¿Sabés lo que me hacía antes? ¡Puchero! Como un nene. Ahí sí que me dejaba tranquila y no me perseguía más, porque sabía que ya se había metido en mi cabeza, se hacía el ofendido y yo quedaba en falta. Así me manipulaba. Y después yo le pedía perdón y otra vez se ponía cargoso, yo sentía que me tenía con correa, todo el tiempo encima, como un adolescente. Gente grande.
            Hola mamá, ¿cómo va eso? Vení, acompañame a dar una vuelta con Nina, que quiere hacer pis. Estoy saliendo con un chico, Darío, la verdad que es buenísimo. Creo que me gusta. Alcanzame la correa. ¿De quién? ¿Pedro? No, ya está, se murió para mí. Lo respeto, lo quiero todavía, es una persona muy especial, vos sabés, pero bueno, la vida sigue, le deseo lo mejor porque se lo merece.
            ¿Con tus amigos? No sé, ¿no te parece mucho? Pará, dejame que lo piense. Tengo que cuidar a Nina. Más adelante, quizás. Pará, no te pongas insistente, Pedro, digo Darío, perdoname. Perdoname. Es que te ponés así, y me hacés acordar lo peor, no sé, me aflora el odio. No seas así conmigo. Prometeme que me vas a respetar, que no me vas a presionar. Vení, dame un beso.
            Ya sé Vivi, me tengo que olvidar de Pedro. Yo con Darío estoy bien, me va a presentar a los amigos. Me da un poco de miedo, empezar otra vez, pero bueno, una tiene que arriesgar, entusiasmarse, porque si no, no, ¿viste?, qué sé yo. Y bueno, es natural que me acuerde de Pedro, pero estoy haciendo el duelo, vos sabés que como él hay pocos. Pero lo tengo asumido, tengo que dejar que cicatrice, ¿no?
            Yo la verdad que no cambio más, soy una boba. No, no quiero volver, pero bueno, tampoco que nos odiamos. Claro, cada uno su vida. Sí, a partir de ahora se murió para mí. ¿Unión de pareja? Vos estás loca, Sole. Esos tipos son unos chantas. Además.
            Estoy mucho mejor, tranquila, saliendo con otro chico. ¿Cómo por qué otro? Ya te conté la otra sesión que me separé de Pedro, el de ahora se llama Darío. ¿Cómo era Pedro? Uf. La verdad que no sé, hay veces que quisiera agarrar todos mis humores y pegarlos para hacerme una idea.
 

3 comentarios:

PAR dijo...

Lindo Camel

Anónimo dijo...

jajaja, cai en tu truquillo de Nina, me rei
Mae

F.G. dijo...

"Creo que me gusta. Alcanzame la correa. ¿De quién? ¿Pedro?" muy buen pasaje. Muy divertido, Tincho. ¡Abrazo!