28/3/14

Una pausa

Un poema consiste en una pausa.
En una desaceleración de la velocidad de la lectura a medida que los ojos se aproximan al final de una línea.
Un lector precavido la ve venir como una liebre que cruza la ruta, a lo lejos. (También imagino un hombre en un sillón, leyendo el diario junto a una ventana, una apacible mañana de domingo).
Un lector atolondrado verá sus pies tratando de avanzar sobre un piso que desapareció de golpe y lo único que le queda es el horror al vacío.

Un poema es una repetición de una pausa y de un pensamiento
que, arbitrario, teje de noche y desteje de día
los deseos y elucubraciones más pomposas
y las más inocentes también.
Una sensación de suspensión del tiempo,
de estar en la quietud del ojo de un huracán,
de presenciar el instante previo al milagro,
en el que se dilatan las pupilas, se abren las fosas nasales y se llenan los pulmones de aire.

Una repetición es una insistencia.
Una aparición de un gesto pasado.
Es un movimiento o una acción que viene del más allá,

como un fantasma inoportuno.

1 comentario:

PAR dijo...

Hermoso Francis