Miro las nubes, los árboles.
Los brazos me caen hacia los lados.
rayos de sol motean mis manos,
las hojas dibujan sombras en las muñecas.
Nervaduras, moradas, aparecen debajo de la epidermis, subterráneas,
alimentan mis pelos.
los pulmones se hinchan, abren las costillas, se cierran y vuelven
a abrir,
una
y otra
y otra vez
(me sofoco).
Siento la humedad del piso, las rodillas que se hunden, los
mosquitos zumbando.
En el cielo cardúmenes de aviones se dispersan y vuelven a juntar
con la inercia de las carpas.
Sueltan bombas, flotan.
La tierra tiembla.
El calor inunda la selva marchitando las hojas, quemando las
palmeras.
Me acerco al río,
Me acuesto
veo los peces anaranjados entre los juncos,
sus aletas traslúcidas.
Apoyo mi cara en las palmas de las manos,
Brota agua de mis párpados, temo que se me estén derritiendo los
ojos.
Hundo la cara entre mis manos,
La sostengo como una máscara de carnaval,
para que no se caiga en el barro.
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