(Trato
de representar cierta confianza y confidencialidad, cierta complicidad…
mientras, una luz tenue y amarilla ilumina parcialmente las páginas que leo, un
límite nítido, pero móvil, en disputa entre la luz y la sombra. La mirada se
posa sobre las manos, una página sostenida
entre el dedo índice y el pulgar de la mano derecha manifiesta la ansiedad de
lo que estará por venir. Una luz íntima que permite leer y una sombra que
también permite leer, pero no con tanta claridad. Los ojos y las garras
juguetean, mientras el lomo se encorva, transparente, buscando una caricia, el
calor y el calor. Mi caballo rojo espanta
los reptiles cuando lo llevo a beber al río (beber, repito). Grullas,
follajes intrincados son mis guardias en los días de tormenta, pues nunca
duermo debajo de mi techo. Me alimento de frutas, de yerbas y raíces. Mi
rostro, como los ciclos del poniente y de la luna, jamás se repite).
1 comentario:
No me conozco. Conozco a los otros, a los que me conocen.
Publicar un comentario