Quiero esconderme adentro de mi cuerpo, 
como flor que en capullo se transforma y empieza a decrecer, 
de las ramas más chicas a las ramas más gruesas, 
se afina, llega al tronco que adelgaza, 
hasta ser tallo y hoja, y menos que eso, tal vez, 
para meterse adentro de la tierra, 
desraizarse hasta ser semilla; barro 
que la deshunde; lluvia 
que se eleva hasta el cielo, 
excremento que alcanza 
a un pájaro planeando,  
que desaciende lento sobre el trigo, 
atravesando, arrebolado,
las columnas oblicuas de la tarde
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